- Hola chicas!!
- Hola François.
- ¿Qué tal cuñado?
Estuvimos hablando un rato en la puerta de la librería....
- Bueno y que estamos esperando.
- Estamos aquí, ven....
- Umm....
En ese momento apareció Léo.
- ¿Qué tal señoritas?
- Vaya que sorpresa Léo, no sabíamos que fueras a venir.
- Ya,le dije a François que fuera una sorpresa.
- Pues si lo ha sido jeje.
Después de reservar los libros fuimos a comer todos juntos. Nos sentamos en la mesa....
- Estás bien Ana, hoy no has dicho casi nada.
- Umm?? Si, si estoy bien, me duele un poco la garganta.
- Léo no sabía que fueras a la misma Universidad que nosotros.
- Ni yo mismo lo sabía, estuve decidiéndome, pero a última hora elegí la vuestra.
- Si a ultimísima hora, la verdad que tuviste suerte.
- Si, menos mal que quedaban plazas libres.
Terminamos y fuimos a dar una vuelta y pudimos subir a la Torre Eiffel. Era altísima pero la vista era preciosa.
- Es muy linda la vista desde aquí verdad.
-Que susto Léo!
- Perdona.
- No pasa nada, la verdad que la vista es muy bonita, por la noche debe ser precioso.
En ese momento no paraba de mirar a los lados, donde estaban todos.
- ¿Está bien Ana?, te veo un poco nerviosa.
- Si estoy bien no pasa nada.
Y sonó el teléfono....
- Perdón son mis padres.
- Sí?
Mientras hablaba me daba la vuelta y veía a Léo mirándome y yo muerta de la vergüenza le sonreía y el me la devolvía, la verdad que es un chico estupendo.
- ¿ Qué de verdad? ¿ Quieres que vaya ? Está bien.
- ¿Qué pasó? Te veo muy preocupada.
- Mi abuela está muy enferma y no saben si aguantará mucho.
- Lo siento mucho.
- Y me tengo que volver.
- ¿Y volverás a París?
- Si,espero que antes de que empiece el curso.
- Vaya que pena, lo siento.
- Ana!!
- Gene me tengo que volver a España mi abuela está muy enferma.
- En serio, lo siento, después buscamos en mi portátil algún viaje a España.
- Bien gracias.
Cuando llegamos a casa de Geneviève, buscamos y buscamos y encontramos un vuelo barato, para el día siguiente. Gene avisó a François, ellos me llevarían al aeropuerto. Llegó la hora de irme y apareció Léo.
- Hola Léo, ¿Quién te avisó?
- Christine.
- Hola Léo, no tenías porqué aver venido.
- Pero yo quería venir.
Me puse roja como un tomate. Y llamaron a mi vuelo.
- Nos vemos pronto cuídate.
- Gracias Gene.
- Adiós Ana.
- Adiós François.
- Te hecharé de menos Ana.
- Yo también Christine.
- Cuídate, nos veremos pronto.
- Eso espero, cuídate tu también Léo.
Y todos me dieron un abrazo me fui servida, pero cuando Léo me abrazó sentí un escalofrío, que sensación más extraña. Entré al avión y me volví.
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